
Miraba el parquecito del fondo de casa y de repente
Aparece ella, una cabecita seccionada por dos rayas negras
El pecho amarillo y el nerviosismo pintoresco de las aves
La calandria, la cantora, la mímesis aviar.
Y se fueron lejos mis especulaciones recientes
Porque comprendí que era espectador de un hecho singular
Me había visitado una calandria; no era un gorrión cotidiano
Ni una paloma también cotidiana
Era un regalo ornitológico que el mundo me entregaba
A mí, que ni una sola vez he reparado en las aves
Que si voy al parque sólo miro señoritas, y también a alguna señora.
Pensé largo rato y me dije:
La Calandria acaecida es una oportunidad; Jorge
Es una mujer desnuda
Es un niño que aprende
Es una comida preparada con dedicación para alguien querido
La Calandria, es el indicio de que estaremos muertos, aunque hoy estemos vivos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario