domingo, 11 de diciembre de 2011

Fantasías instigadas por un deseo

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CARO

I

Y en sus ojos pude ver
Que cargaba con siglos en su espalda
Joven y erótica espalda de mujer
De esta mujer

Sus ojos decían que la quebraba
Una esperanza hecha de
Manos obreras, de labores ajenas
Sus ojos temblaban como dos lágrimas

Sus ojos eran agua a punto de ser cascada;
Ni una palabra pudo mostrarme mejor
Quién era.

No deseé consolarla, deseé amarla
Pero amar a esta mujer es imposible;
Represento la violencia para ella, no el amor.

Cómo explicarle que sus sueños son falsos
Que tendrá que aprender a soñar;
Cómo desdoblar ese espíritu adoctrinado
Con qué derecho hablarle de su verdad.


II

Acaricia su mano, ella
Como un cristiano acaricia la estatua del cristo
Lo llena de cumplidos, lo consiente
Como si necesitara que él cumpliese un deseo de ella.

Sus palabras nombran sus cadenas
Sus palabras síntoma de una resignación de clase;
Ella que soñó con manicura, revista y modelaje
Hoy intercepta lo urgente como recepcionista
Hoy aprendió que debe incorporarse en el recto
Sus prerrogativas de falsa consciencia.

Conmueve su simpleza explícita;
La complejidad de esta historia
No ha desvirtuado esa liviandad
Esa blandura de un ego sin defensas,
Sin caretas, evidente.