Adaptaciones Sucesivas

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El mundo entero pesa en mi centro
Ahí donde el esternón promedia
Es inmensamente masivo para tan pequeño punto
¿Qué fuerza lo hará moverse?

A todos, el universo, se nos viene encima
por qué razón, solamente yo, lo noto
Qué manzana habré mordido
De qué inocencia me jactaré erróneamente

A todos, el universo, se nos viene encima:
El vértigo con que avanza el proceso que somos
el incontenible deseo de sabiduría, demasiado gigante
la voracidad de la carne por la carne

A todos, el universo, se nos viene encima
¿es una sentencia justa?
Existen quienes se les llama sabios
Existe también el matrimonio

Y he visto ancianos mansos…
El mundo entero pesa en mi centro
En el centro de algunos desadaptados
Qué manzana habremos mordido

El evolucionismo darwinista tendría una explicación muy breve:
La supervivencia del más apto.
Luchando contra ese pronunciamiento,
mi poesía, si es que existe.

Orfandad

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Papá te extraño, escribe la nena que ha quedado huérfana
Y pensará, imagino:
Te voy a extrañar por el resto de mi vida

La dulzura de la palabra papá en sus labios
Ceñida a la muerte
Es un desconsuelo absoluto

Dónde encontrará alegrías esta niña
Si el hombre que se las aseguraba
La ha abandonado inexorablemente

Crecerá de golpe
Aturdida por el pánico
Se hará mayor porque jugar ya no puede

Qué injusto me parece todo ahora
Cómo festejar cualquier brindis
cuando hemos comprendido esta catástrofe

Y sin embargo el olvido
Vendrá tarde o temprano
No deseo el olvido, si no la redención.

Artemisa

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Artemisa

Ayer te esperaba, otra vez
De nueve a diez de la noche en la plaza
Ayer, desde hace trece años, por primera vez
Te esperé de nuevo.

Quise creerle a Machado “hoy es siempre todavía”
(Mi esperanza estaba intacta a las nueve cincuentinueve)
Pero esta mañana comprendí que trece años quizá
No se conservan en la memoria, ni en las ganas

Hoy es siempre todavía
La sentencia sigue firme
Haberte encontrado en aquellos años
Es haber encontrado
la inexorable frontera abismal que me impedía tomarte aunque te admirara;
comencé un camino

Un camino que creí, me llevaría a vos
Pero vos también habitabas el tiempo
Y correr para alcanzarte es pretenderte inmutable
Intemporal, eterna
Vos también habitás el tiempo

Así que esta mañana comprendí, por quinta o milésima vez
Que mi amor por vos no sigue el tránsito manso
De dos que se toman y se prometen…
Mi amor por vos… es el motivo de mi des-enajenación

A vos te debo el que cada uno de mis días sean una aventura
Admirarte es el motor de mi conciencia
No tus abrazos
No tus dulces labios, ni siquiera una charla de diez a nueve en esta plaza

Qué duro es el camino del conocimiento
cuando uno comprende su propia ignorancia
que duro instante el de ambos;
si hubiera comprendido
arderíamos en nuestra llama.

Sin embargo:
Sólo tengo esta falta incesante
esta búsqueda
de no permitirme otra vez la incomprensión...
No es ningún consuelo.

"Luciano Pavarotti-Caruso", grabación de sonido administrado por: 

UMG"