Mi rencor nace allí donde mi deseo se posa. Pero la ausencia de deseo se parece a la muerte, o a la depresión que es la antesala de la muerte.
Mi rencor nace allí donde mi deseo es contrariado, justamente porque se posa, porque tiende al estatismo; un estatismo dinámico después de todo, porque enseguida sobreviene el deseo de otra cosa.