viernes, 30 de octubre de 2009

Clochard, paria, vagabundo, yo, cualquiera

Registrado en Safe Creative

Un poco de amor
una caricia que peregrine mis mejillas
un poco de amor
que diga “te comprendo”
/
Algo como un colchón de hojas
como castillos de arena
cualquier cosa que no sea
este calcular, este medir.
/
¡No ven a caso cómo sangro!
cómo sufro sus insufrimientos
llevo anotado en mi cuerpo
la ceguera de ustedes
/
Un poco de amor
una sencilla muestra de que a pesar de todo
a pesar de no ser un billete firme al mes
soy otra cosa a la cual amar.
/
¿Demandaré algo tan terrible?
qué fastidio seré para esas vidas
que valga tanto repudio
/
Quizá ya no son hombres y mujeres
lo que entiendo por hombres y mujeres
quizá la metamorfosis alcanzó al mundo
deshizo aquella especie
/
La evolución, entonces, seguirá su curso
la máquina será cada vez más eficiente
y yo aquí parado por el resto de mi vida
con el rostro inentendible del que reclama lo que no se da.

lunes, 26 de octubre de 2009

yo, ella y la otra

Registrado en Safe Creative


Este fluir inconstante
ser de a trazos
que apura la muerte
/
Este boquear por un más puro
oxígeno
este asfixiarse
/
Peldaño a peldaño
de una escalera
a ninguna parte
/
Derrotero, angustias
y una felicidad pobre,
de conciencia pobre
/
Escribo para no extenuarme
para no extinguirme
para justificar mi presencia
/
Para atisbar la clave
de mi presente vario
inexacto, pero ya demasiado llevo escrito
/
¡Ay estatismo de la sangre!
¡ay tejidos en descomposición!
si por lo menos fueses vida
/
Te tomaría de la mano
en cualquier instante
de duda mortal
/
De vacío apócrifo
de siempre metáfora
de trampa evolutiva
/
Giro y giro en torno a mí,
mañana extenderé mis escamas
sobre ella; y la otra, al asecho siempre.

lunes, 19 de octubre de 2009

Raptos

Registrado en Safe Creative


Y entonces llegan ellos
con sus problemáticas liliputienses
de casamientos y ágapes
de valses mal bailados
de cortinas por estrenar
/
Aparecen e inundan el universo
ya no se puede pensar
más que en el costo de los pañales
en la lista de compras del mes…
Vomito sobre ellos
/
manchando lo sucio de sus costumbres
alborotando sus discursos diminutos
con vocecitas pequeñas, pequeñitas
de consecuencias catastróficas
pues son millones.
/
Ay me pregunto…
por qué tanto amor me habita
que no puedo soltar lo amado un instante.
De este inmenso cariño resultan
mis suicidios periódicos.

domingo, 18 de octubre de 2009

Ambrosía

Registrado en Safe Creative


¡Alguien que me nombre!
Distantes porque ser sincero
Porque ser traslúcido
Porque intentar conocer a fondo
/
Una conciencia limpia
A fuerza de tanta basura expulsada
Los aleja
¡Alguien que me nombre!
/
Pensaba que desenajenarse era algo menos solitario
Algo que abrazara más, no menos
¿Y ahora? ¿Desando el camino?
Necesito abrazos y son imposibles
/
Y los pido a gritos
Y los pido a vómitos
Y los pido mal
Qué sería de mí si no los pidiera.
/
Cómo sería mi soledad sin gritos
Una soledad de muerte
Por eso vocifero
Con las entrañas
/
Nací manco
Y me construí un puñado de manos
Nací terco
Y ahora lo sé
/
Miro alrededor, a los que ya no me nombran
Y pensar que por ellos mis manos y mi despertar
Se han quedado al margen de las cosas importantes
Se han disuelto en ese panel de abejas.
/
Todas igualitas
Pequeñas y amarillas
Rayas negras
Belleza de uniforme
/
Creo que menos abrazos me esperan

martes, 13 de octubre de 2009

Oquedad

Registrado en Safe Creative
----Este hueco no se llena con nada, intenté con alfajores, con mandarinas, me comí unos higos en almíbar, cociné unos huevos y los mezclé con el arroz del medio día. También intenté comerme algunas novias y amparadas por la ley contra la antropofagia evitaron ser comidas. Los cigarros tuvieron buen efecto durante un sólo mes, luego seguí comiéndomelos pero ya no solucionaron el problema.
----Es un agujero terrible, la diferencia de presión entre el afuera y el adentro prohíja un viento constante y por eso necesito taparlo; el viento despeina, me torna desprolijo, voltea los estantes en que acomodo mis libros, se lleva puesto autos y casas, es un huracán a veces, esas veces en que, vaya a saber uno por qué, la diferencia de presión es abismal. Claro que mi psiquiatra sabe el por qué de ese hueco, y yo he aprendido de él a nombrar ese por qué, pero nombrarlo es infinitamente distinto a padecerlo, a ser una bisagra entre el mundo tal cual lo entienden otros y esta interioridad cóncava.
----La naturaleza, escuhé, odia los gradientes, por suerte aprendí a no odiarme, pero soy un gradiente. Muchas veces antes pensé en ponerle fin a esta forma inhóspita de la biología. Pensé en tapar el hueco con la inexistencia, pero algo me persuadió de no hacerlo, y creo que fue el hueco mismo. Aprendí a escribir, aprendí a cantar, aprendí, en definitiva a manifestarme con la fuerza de ese repecho.
----Algo evita, sin embargo, que deje de procurar deshacerme del hueco, y ese algo es una irresponsable vergüenza, una inhibición mezquina que me constituyó desde pequeño. Me enseñaron que el mundo no tolera los huracanes, no tolera las catástrofes en general. Aprendí desde chico que los hombres y mujeres asisten a oficinas equivalentes, a horarios equivalentes, con sueldos proporcionales a las horas dedicadas; horas que son todas las posibles, porque una sola hora sin dedicación genera huracanes o vientos menores igualmente inapropiados; y cuando en alguna esquina de la ciudad un payaso iluminaba los rostros de los niños con payasadas, era sólo eso, payasadas, contorciones pintorescas, la exótica expresión de un paria, que pobre, no habría tenido la posibilidad grandiosa de encontrar una oficina que lo contrate. Ese valor aprendí a darle a la maravillosa existencia de los payasos, y hoy que considero que esas personas vivifican el mundo, cargo aún con significados inconscientes y a contramano que me impiden ser justamente un payaso en una esquina cualquiera.

¿Pero quién me dijo que no soy un payaso en una esquina cualquiera? Esa es la irresponsable vergüenza.