miércoles, 4 de febrero de 2009

Modalidades

Registrado en Safe Creative

Me niego rotundamente a ser un escritor de método, de estilo. Por eso blasfemo al llamarme escritor. La conjugación de mis palabras intenta reflejar un compromiso con la nausea existencial, con la vivificación de lo pútrido. No quiero escribir encolumnado, no quiero publicar mis aberraciones en cadena. Escribo porque no sé otra forma de humanidad, porque descreo del mecanicismo apícola que alimenta a las empresas, a las industrias; a los productores de nuestras obesidades y también de nuestras desnutriciones. Tampoco imagino un mundo alternativo, no me evado cuando compongo mis poemas o mis narraciones. Escribo porque soy víctima de una constante tormenta de emociones, lo mismo que el violador o el altruista. Porque soy responsable de inescrupulosos abusos y de magníficas obscenidades.
Mantengo una distancia prudente con lo sistemático y quiero ser gobierno de ese sistema, aunque mi falta de método descomponga mis intentos revolucionarios. Qué se yo de la prudencia, de la agonía depresiva de los excesos de eticidad, por qué ha de extrañarme que el león hinque su diente sobre el débil. Y sin embargo cuántas veces he mirado de reojo a los bebedores de sangre, a los comedores de cuerpos, a los caníbales piadosos y caritativos, intentando hallar un salvoconducto para mi sufrimiento. Pero rápidamente desbarato esa ira acudiendo a otro salvoconducto, que me devuelve el alma al cuerpo y la arraiga a mi carne, de donde nuca debió salir imaginada.

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